jueves, 27 de diciembre de 2012

THE GODDESS

The goddess
That was not a murder, in the ordinary sense of the word. It was a leap of faith, a touch of justice, a real need. Faith in a divinity who demanded sacrifices in order to maintain the purity of the race; justice towards the House of Lambda, outraged by the mongrel's existence; the need for avoiding any threat to the Chosen's glorious destiny, for the Goddess was approaching and disgrace should be mended.
 Should it have been mended long ago, when Lady Lambda gave birth to the red-haired baby girl with insidious turquoise-like eyes. Such a shameful daughter of sin among pure grey heads and glazes! Nevertheless, redemption finally stained their hands.
 Hardly had the corpse started to freeze when the Goddess arrived. A feeling of doom chilled the Chosen's spine as they could see how her flaming hair glowed and the blue in her eyes found them guilty of murder. 
By Vanessa Navarro Reverte

jueves, 20 de diciembre de 2012

SUPERNOVA



SUPERNOVA

Invita a dormir a tus ojos.
Reza a los que puedan
(o no) escucharte.
Hoy vas a aprender
una lección valiosa,
la única,la más importante.

Muñeco de lodo y paja
¿qué querías, qué esperabas?
¿Pensaste en diluirte en llamas,
sobrevivir,
nadar entre estrellas,
resistir su marejada?

No hay sabiduría
sin besar tinieblas
ni oscuridad
sin fulgor que ciegue
y en territorio de nadie
se desdibuja tu existencia.

Si rechazas la evidencia
no habrá quien perdone el engaño,
no puedes eludir el fatum.
Aún queda cobijo. Respira.
Después añorarás hacerlo.
Quien se ahogue en esa pira

saboreará el color del infierno.
Intenta rememorar.
¿Cuántos siglos, cuántos milenios
desde que nació la bestia,
hasta que la ígnea bestia
devore el firmamento?

Al fin has visto la luz.
Al fin.
En el último momento.

Autora: Vanessa Navarro Reverte.

lunes, 10 de diciembre de 2012

RESEÑAS DE LA ANTOLOGÍA "PROSADICTOS"


Como sabéis, en septiembre publicamos en digital y de lectura gratuita  la  1ª Antología de relatos "Prosadictos" , libro colectivo del foro literario del mismo nombre. En él se incluye mi relato El lugar adecuado, el momento preciso. Pues bien, ya tenemos las primeras reseñas.

La primera la ha realizado Zoquete, nick de uno de los colaboradores habituales en la imprescindible revista de literatura Prosofagia. Aquí la reproduzco y agradezco, en nombre propio y en el de mis compañeros de aventura, su gentileza y sinceridad. 

¿Prosadictos o Poesadictos?


Siempre es un placer leer a contemporáneos que aman la escritura, profesionales o no, con o sin remuneración por cada letra escrita, publicados con ISBN o bajo licencia creative commons.

¿Qué podemos esperar de una antología de relatos de “quienes se están gestando como escritores”, como prologa Blanca Miosi, escritora que también participa?
Básicamente ilusión, complicidad y dedicación.

Después de todo, ¿quiénes eran ellos? Simple: parecían tener el don de escribir una línea con el debido sentido lírico aunque estuviesen hablando de las coles de Bruselas.” B. Miosi

¿Se refiere Blanca a sus compañeros literarios? Nunca lo sabremos, nunca deberíamos saberlo, pues forma parte de la ficción, pero su relato parece un guiño dirigido a ellos, a quienes son como ellos, a quienes se enfrentan, padecen y sufren los avatares de quienes gustan de escribir.

Sí parece conveniente hacer un par de advertencias preliminares. En primer lugar, este conjunto de relatos no es fácil de leer, al menos no para mí. Si ya toda colección de relatos cortos es, por sí misma, un género de difícil digestión, pues obliga, cada pocas páginas, a cambios de escenarios, de personajes y de conflictos, más aún lo será cuando está tejido por once voces bien diversas, “once puntos de vista”.

Ahora que la conozco mejor me pregunto si rescataba ese júbilo de las inmersiones que hacía en sus mundos interiores, exuberantes, y de los que siempre salía ilesa, renovada y nutrida de ideas para sus escritos.” Gin

En segundo lugar, en esta obra predomina un enfoque introspectivo, reflexivo, psicológico y fuertemente personal. Son excepciones aquellos relatos más directos, de los que llevan de la mano al lector, de esos más próximos a los guiones cinematográficos.

Y, junto con la sonrisa nerviosa que apareció en la cara de Graham mientras hablaba, una gota de sangre le escurría del lóbulo de la oreja izquierda, buscando unirse en el mentón con el profuso sangrado de nariz.Dan

En otras palabras, no escoja el metro para adentrarse en esta antología sino un lugar tranquilo, donde no le interrumpan, ni tampoco cinco minutos perdidos de su tiempo, como si fuera el dominical del diario. Regálese un espacio donde pueda adentrarse en los universos particulares de cada uno de los autores, lugares que requieren de su auténtica complicidad. En definitiva, ahí encontrará la garra y singularidad de sus escritos.

Pecado, aversión, castigo, error, maldición, perdón. ¿Y quién sabe qué y cuántas cosas más nos gritó? Te repito, a mí ni me molestó; la verdad es que hace mucho tiempo perdí la vergüenza y la pena. Eso fue desde que dejé a mi familia para encontrarme con mi verdadero yo.” pesado67

Se huele el cariño por sus criaturas, aunque las traten mal, aunque les hagan pasar perrerías, aunque alguna se muera al final (o no tan al final).

Así que dieron por hecha una fuga romántica, una boda improvisada. El viernes veintiuno, la noticia ocupó la primera plana de los periódicos: Ana fue encontrada en su apartamento. Su asesino fue extremadamente delicado.” Jecobe

A veces, duele de tan próxima que se muestra la realidad que relatan, donde muchos lectores podrán reconocerse, pero sentida como una caricia por lo delicadamente que está plasmada.

un pequeño monstruo se adueñó del pecho de la criatura y aunque los sabios maullaban consejos nada se pudo hacer” Madelyne Blue (Vanessa Navarro Reverte).

A veces aparcan el pudor, como si fuera un reality show o al mejor estilo Quim Monzó, lo cual algunos agradecerán y otros tratarán de esquivar.

Metí la mano de nuevo bajo el slip para evidenciar lo que ya sabía: que su tela estaba pegada a mi piel.Jósgar

A veces, se dejan llevar por el oleaje de sus pensamientos, y cuesta descifrarlos. A veces, se acercan a la poesía y uno comprende que no debe acomodarse, o se pierde lo mejor.

Abandono esa respuesta y me anudo en silencios. Por un instante, la cordura me implica en desconciertos crueles. Pero no me detengo, conozco bien las trampas de la inercia.” Turkesa

A modo de anécdota, en no pocas ocasiones, las historias abordan las obsesiones del escritor en ciernes, ya sea de forma directa como muestra Blanca, o tangencialmente a otro hilo narrativo.

Podría ser que la obra artística carezca de significado y su mérito sea hacer sonar los timbres de los recuerdos del espectador.” milagros

Relatos cargados de tragedias, de situaciones impactantes, de personajes que parecen fatalmente destinados a mostrar las miserias humanas, aun siendo inocentes acusados injustamente, lo que encantaría al maestro Hitchcock.

Sin responder, el hombre escribía a toda velocidad. Tuve la impresión de que él escribía mucho más de lo que yo decía. Y eso no me gustaba nada.” Panchito

Una sugerencia final: permítanse releer los relatos. Les resultará una lectura mucho más sencilla y se sentirán más cómodos. Les sabrán diferente, les sabrán mejor, detectaran matices que en una primera lectura pasan desapercibidos, como el buen vino. Brindemos por iniciativas como esta y que se repitan…

Queriendo evitar el devastador daño que me causarían, llamo al silencio del olvido para exigir a esa esperada borrachera, que se niega a llegar, una cosa muy sencilla: enterrar en alcohol mis errores.” Juanan


Autor: Zoquete. Publicado originalmente en su blog Coqueteando con la pedantería


La segunda está en proceso y su autor es el escritor, crítico y promotor de la cultura Francisco Javier Illán Vivas, co-director/editor durante largos años de la prestigiosa Ágora y de su heredera, Acantilados de Papel.

Así lo anunciaba en el blog de la revista: 

Libros Abiertos: Prosadictos Relatos.

"Este es un libro diferente, más que sobre la mesa, se encuentra dentro el lector de libros electrónicos, y es otra de las lecturas que encararé pronto.

Nos debemos ir acostumbrando, supongo, a estos artilugios que pretenden quitarnos el papel de las manos, pero sobre todo, y ojala sea ese el objetivo, impedir la tala de árboles, unos seres vivos que cada día nos rodean en menor cantidad."

Autor: Francisco J. Illán Vivas. Publicado originalmente en su blog ACANTILADOS DE PAPEL 


Esperamos con impaciencia su "veredicto".



Si queréis leer la antología o descargarla, aquí podéis.

martes, 27 de noviembre de 2012

LA SORPRESA


LA SORPRESA

Pelo rubio ceniza natural, con vetas casi blancas y textura sedosa. Ojos azul pálido, adornados con unas gafas que aportaban inteligencia sin restar belleza. Complexión esbelta y elegante, envuelta en ropa informal pero bonita. Dedos largos y delicados que jugueteaban con el móvil o se perdían en el bolso que la acompañaba, buscando unos chicles. En el asiento de al lado se veía una carpeta llena de apuntes sobre la que descansaba un libro de poesía. 
Todo en ella era perfecto y atrayente y mi mirada volvía indiscreta cada vez que intentaba apartarla. En un par de ocasiones me sonrió con timidez y una sonrisa Stendhal apareció en mi rostro como respuesta. Este intercambio convirtió el trayecto en autobús en un tiempo ganado y no perdido.
Llegamos a la parada en la que tenía que bajar para encontrarme con mi hermano y ella también se levantó para apearse. Le cedí el paso y nada más salir se echó en brazos de un joven que la cubrió de besos. Los observé  y los ojos del chico se cruzaron con los míos.
— ¡Sandra! — saludó con alegría.
Devolví el saludo sin ganas y pensé: "Así que esta era la sorpresa que iba a darme mi mellizo".
Autora: Vanessa Navarro Reverte

domingo, 21 de octubre de 2012

MANDAMIENTOS DEL POETA



Mandamientos del poeta

Amarás tu Ego
sobre todas las cosas.
No respetarás al Otro.
Someterás la palabra,
violarás la hoja en blanco.
Prostituirás tus sentimientos.
Mascarás tus vivencias
al menos tres veces.
Nunca aceptarás la crítica.
Repetir ad nauseam.

Vanessa Navarro Reverte.

martes, 9 de octubre de 2012

EN VOGUE




  EN  VOGUE   

 El primer maletín apareció de manos de Edgard Ros y fue acompañado de un notable cambio de aspecto. El peinado impreciso, la ropa informal y las zapatillas deportivas dieron paso a un corte cuidado tanto en el  cabello como en el traje, bañado en gomina el primero y en almidón el segundo. Gafas que hasta entonces nadie suponía que necesitara, un bigote salido de la nada y mocasines completaban el atuendo. Una mezcla de admiración y envidia barrió el edificio de oficinas desde los cimientos hasta la cúspide. Ese maletín era la encarnación del triunfo.
 En las semanas posteriores, aparecieron otros maletines idénticos: piel marrón oscuro, cierres plateados, tamaño superior a un DIN-A 4. Maletines que ejercieron en sus dueños el mismo efecto transformador que en el señor Ros, de manera que cada trabajador parecía el doble de otro.  La multiplicación de este complemento llegó a tal extremo que los propietarios de la empresa tuvieron que crear un decálogo de normas para acotar quién tenía derecho a portarlo y quién no.
 Samuel, uno de los auxiliares administrativos, leía con interés las reglas. A su favor tenía el ser hombre, uno de los requisitos y quedarle un año para alcanzar los treinta, la edad mínima necesaria. En contra tenía el resto de requerimientos, incluyendo la enorme cantidad que debería desembolsar en el momento de la compra del artículo y la obligación de ceder el dinero del plan de jubilación a favor de la empresa. Pero eran incovenientes que estaba dispuesto a superar. Quería, necesitaba, deseaba, ansiaba un maletín.
 Durante el año que le restaba para la treintena, Samuel ahorró céntimo a céntimo, privándose de cualquier capricho y a veces de necesidades fundamentales. Transformó su apariencia física, perdiendo en el proceso su flequillo, gran parte de la vista para acostumbrarse a llevar gafas, la pequeña mochila negra que usaba para transportar sus cosas, la totalidad de sus prendas de vestir, la impresión de juventud en el rostro al someterse a un proceso de envejecimiento cutáneo y la colección de calzado deportivo. Engordó tres tallas y se dejó crecer un lustroso y necesario mostacho. Para el día de su cumpleaños había logrado cumplir todas y cada una de las normas.
 Esa mañana se levantó con sensación de euforia. Llegó a la oficina antes de la hora, con la solicitud de compra ya firmada, sellada y validada y el resguardo del ingreso a cuenta y el de la renuncia al plan de pensiones.  El  encargado del Departamento de Maletines  le hizo entrega del preciado objeto con aspavientos y parabienes. Samuel se paseó por varias plantas con paso seguro, balanceando su trofeo, levantando nuevas felicitaciones entre sus compañeros. Samuel sonreía y le restaba importancia al asunto.
 — Mi enhorabuena— la voz del señor Ros se unió a la del resto.
 Samuel no pudo responder, el sonido se le quebró en la garganta. El silencio inundó a los presentes
 — Bueno, nos vemos — se despidió un Edgard Ros barbilampiño, delgado, rejuvenecido , vestido con vaqueros , cuyo pelo caía en greñas  sobre una pequeña mochila negra .
 Una mezcla de admiración y envidia barrió el edificio. Esa mochila era la encarnación del triunfo.

Autora: Vanessa Navarro Reverte.

lunes, 17 de septiembre de 2012

ESPEJISMO


Espejismo

Si pudieras separar
el recuerdo de la ausencia
tu memoria serviría
para hacerte un hombre sabio
y no este triste esperpento,
rumiante de una pradera
que era en verdad desierto.


Vanessa Navarro Reverte.
                                                    

martes, 11 de septiembre de 2012

" ¿CÓMO SABES SI LA TIERRA...


"¿Cómo sabes si la Tierra...


...no es el infierno de otro planeta?" Esa cita me persiguió durante años, pero no me acobardé y viví como un Dante cualquiera atravesando círculos del averno, uno detrás de otro.
Cuando la muerte me atropelló ya hacía tiempo que no pensaba en aquellas palabras.
Y ahora estoy en el proverbial túnel de luz, ya ves, el más allá tiene autopistas poco originales. Entonces me doy cuenta de un par de cosas: una, por qué sigo pensando si estoy muerto; dos, esto no es un túnel, es un agujero de gusano.
Cuando me estrello con poco arte y mucha torpeza al final del recorrido unos ángeles verdosos de ojos enormes en enormes cabezas me saludan.
" kjlsg # 2 yssirl ! " 
Sonrío ante la bienvenida, soy el hijo pródigo . Distingo los soles en su cénit al horizonte y me digo:
"6& hgsgsgsgs, Hujjs212!" ("¡ Llevabas razón, Huxley, mamonazo!")

Autora: Vanessa Navarro Reverte

jueves, 30 de agosto de 2012

VANESSA NAVARRO REVERTE EN LA ANTOLOGÍA DE RELATOS "PROSADICTOS"

En primer lugar, quisiera disculparme por haber dejado el blog en suspenso durante este mes de agosto que agoniza, pues he estado de vacaciones. No obstante, tampoco he estado ociosa, ya que durante la época estival he participado con el relato El lugar adecuado, el momento preciso en un hermoso proyecto nacido en un foro de literatura del que formo parte, el foro Prosadictos.

Para celebrar el aniversario del foro surgió la idea de realizar en comunidad un libro de relatos. De la idea se pasó a una acción concreta y esta acción dio como fruto la Antología Prosadictos.

En ella participan once autores diferentes que aportan su propio estilo y punto de vista. 

El resultado: 110 páginas de prosa variada, de una calidad notable, con una edición cuidada y disponible para descargar o leer online de forma gratuita.

Los relatos y autores que componen la antología son los siguientes:

- "La doble espera", de José García Montalbán.(Jósgar)

- "Huesos de cristal", de Zacarías Montano (Gin)

- "Melodía asesina", de Juan Antonio Marín.(Juanan)

- "Entre tú y yo", de Mónica Bezom.(Turkesa)

- "No apto para escritores" , de Blanca Miosi.(B.Miosi)

- "La sentencia", de Fernando Hidalgo Cutillas.(Panchito)

- "Con nombre de mujer", de Jesús Coronado.(Jecobe)

- "El lugar adecuado, el momento preciso", de Vanessa Navarro Reverte.(Madelyne Blue)

- "Asesinato en París", de Milagros García Zamora.(Milagros)

- "Historia sin nombre", de Mario Archundia.(Pesado67)

- "Sin la mosca", de Daniel A. Franco (Dan)

Desde aquí, agradezco a mis compañeros y compañeras de proyecto el trabajo conjunto, en particular a Daniel A. Franco, que se ocupó de los aspectos menos placenteros,como la coordinación y la maquetación y que ha realizado un trabajo encomiable. Ha sido un honor estar ahí con vosotros.

Aquí podéis acceder a la versión de lectura online en ISSUU.


Open publication - Free publishing - More antologia

O descargarlo en Pdf  en el siguiente enlace del blog.

Felices lecturas.Vuestros comentarios serán bienvenidos.

domingo, 29 de julio de 2012

RESUMEN DE PUBLICACIONES DE JULIO DE VANESSA NAVARRO REVERTE

Este mes ha sido intenso en cuanto a actividad literaria.

POESÍA
A principios de mes, apareció el número 11 de la revista de creación artística Generación Espontánea, en la que se incluye uno de mis poemas, Método, pero en esta ocasión editado desde una perspectiva muy fresca y original, formato cartoon, con las magníficas ilustraciones de Chiara Cerri, una de las responsables de este proyecto junto a Víctor de las Heras. Mi agradecimiento desde aquí.

Os dejo el enlace para que podáis leerlo o descargarlo de forma gratuita. El número al completo es muy entretenido e interesante.


NARRATIVA
Por otro lado, como ya os adelantaba en una entrada anterior, he comenzado mi andadura en WATTPAD. En este caso las publicaciones se ceñirán a prosa.
Por ahora podéis encontrar las siguientes obras:

LA MIRADA OPUESTA : Recopilación de microrrelatos, algunos conocidos, otros inéditos hasta el momento y que se irá actualizando con nuevos cuentos.

EL TIEMPO DE LA LUNA : Versión completa, corregida, con galería de imágenes y relato spin-off incluidos.

Además, quería agradecer a todos los lectores el interés con el que fue recibido el relato El Tiempo de la Luna aquí en el blog. Las estadísticas me mostraron un gran número de lecturas, sin ninguna imagen común a través de la que se pueda llegar por casualidad, sino que todas las lecturas fueron buscadas. Me enviaron, además, varias opiniones por mail que me resultaron muy motivadoras, junto a críticas constructivas y, lo que más me emocionó, una frase que se repetía:

"Es demasiado corto. ¡Queremos más!".

Muchas gracias. De corazón. Espero seguir subiendo contenidos que os agraden y os sorprendan.







jueves, 12 de julio de 2012

CUESTIÓN DE HONOR





CUESTIÓN DE HONOR

 El orgullo y la preocupación se disputan la expresión del rostro de mi padre. Dos hermanas mayores, una casada y la otra devota custodia del hogar desde que mi madre falleció no son suficientes para compensar la posible pérdida de su único hijo varón. Pero el honor es esencial y el mío se vio mancillado hasta volverse barro y lodo cuando el alcalde nos reunió para exponernos la visión de la divina Kyrin.
 El más joven no resiste y abandona la posición.
 Yo soy el más joven de los guerreros y desde que esas palabras se pronunciaron todos me observan con desprecio. Saben que voy a traicionarlos cuando nos enfrentemos a la muerte de ojos de luna; saben que no mantendré mis juramentos.
 Temo perder la vida; temo al monstruo; solo un imbécil no sentiría pavor ante lo que se avecina. Pero el temor no me convierte en un cobarde, ni en alguien poco honorable.
 ¿Cómo defenderme de un acto que todavía no  he cometido?
                                                                        ***
 Después de que la comunidad se reuniera, el clan de los Nord decidió abandonar el pueblo. Lo lamenté por varios motivos. En primer lugar, por el sufrimiento de mi hermana soltera, enamorada en silencio del apuesto Mishael Nord. En segundo lugar, por mis propios sentimientos hacia Misha, mi amigo del alma.
 Los mejores recuerdos de niñez y adolescencia se hayan unidos a él. Las risas, las peleas, las competiciones por ver quién era el más rápido de los dos, los juegos inocentes, los juegos ya no tan inocentes en rincones discretos, los secretos...
 Mas todo ello ha de subyugarse al deber para con la familia y, por tanto, Mishael partió junto a los suyos cuando el jefe Frederick así lo dispuso.
 Pasado un tiempo, los soldados que habían marchado en busca de plata y ayuda regresaron armados de un silencio sepulcral y de malas venturas.
 Habían hallado los cadáveres de todo el clan de los Nord.
 Radiante Misha, ¿qué ha sido de tu belleza, qué de tu valor, quién o qué ha osado arrebatártelos?
 Mi hermana creyó morir de dolor, pero lo que ella sentía no podía compararse a mi propia agonía.
 He de vengar tu asesinato. He de recuperar mi honor.
                                                                         ***
 El alcalde busca aún evitar la tragedia adelantándose a su clímax. Ha decidido enviar una parte de la tropa a explorar los alrededores, a la caza de la bestia. Me presento voluntario, ante la incredulidad de muchos. Los notables aceptan el ofrecimiento.
 Cuando se lo comunico a mi padre, distintas emociones pasean por su faz hasta que me da su bendición.
 —Muéstrate digno del nombre de tu clan —Es lo único que arguye mientras me hace entrega de su mejor espada, un arma corta, manejable y de hoja mortalmente afilada.
 El día de la partida me cruzo con la sibila.
 —Los dioses no dispusieron que te unieras a las batidas —dice con su voz de tañido.
 —Y, sin embargo, son los mismos dioses que nos enseñaron el libre albedrío, respetada Kyrin —respondo.
 No insiste, pero sus iris se nublan con  las sombras de lugares desconocidos para los mortales. Me giro, no puedo sostener esa mirada. Algo avergonzado, acompaño a los exploradores. Las gentes que no están trabajando en las vidrieras en ese momento se acercan a la empalizada para despedirnos.
                                                                     ***
 La primera jornada discurre sin novedades. Hemos atravesado los campos para adentrarnos en el bosque, buscando la guarida del engendro. Aunque demoníaco, es un animal, ha de dormir o tener un refugio. Un olor a podredumbre y a vísceras nos acompaña, pero nuestros reconocimientos de la zona son vanos. Acampamos y nos distribuimos las guardias.
 El segundo día llegamos a la aldea de LeechVillage. La palabra devastación no basta para explicar lo que allí observamos, consecuencia de una furia que no perdona ni a culpables ni a inocentes. Disimulamos nuestra repugnancia ante el grotesco espectáculo y escondemos las lágrimas que pugnan por anegarnos. Atesoramos la rabia, la amasamos en la artesa del coraje.   Encontramos un rastro de sangre fresca; seguimos la pista. Quizás lo logremos.
 El tercer amanecer nos saluda con aullidos cercanos. Nos levantamos con urgencia, empacamos las frugales provisiones y corremos hacia los espeluznantes sonidos. Tras una larga marcha ausente de descanso y de palabras, llegamos a la vereda del Turbulento. Sin embargo, más allá de huesos y trozos de lo que debió ser carne de res y de alimañas, no encontramos nada. Decidimos seguir el margen del río.
 Horas después alcanzamos a ver unas hendiduras que bien podrían ser cuevas. El hedor a carroña es más fuerte. En una de las cuevas encontramos restos humanos junto a un primitivo jergón. Este ha de ser su escondite. Prendemos fuego, montamos trampas de cazadores y nos escondemos con las armas en posición de ataque y la tensión en la nuca. La hoguera arde y los leños chisporrotean, llamando a la noche que ya se abalanza sobre nosotros y, con ella, una luna creciente que parece vanagloriarse de su poder.
 Se escuchan gruñidos y babeos. Estoy temblando, las palmas de las manos me sudan, los ojos me escuecen por el humo, la coraza me pesa, las rodillas me duelen . Querido Misha, dame fuerzas.
 La silueta de algo semejante a un lobo se recorta contra las llamas. En el centro de esas tinieblas destellan chispas plateadas que prometen horrores. Resopla, se remueve, olfatea el aire. Anda unos metros y cae en uno de los cepos. Aúlla de dolor. 
 Nos lanzamos hacia él gritando hasta el límite de nuestras gargantas, como si así pudiéramos alejar el espanto. En el fragor del asalto percibo algo que hace que se paralice el latido de mi corazón.
 Es imposible, pero escucho una risa cargada de una malevolencia que no es de este mundo.
 El Úlfhéðinn estaba fingiendo. Está libre. Contraataca.
 Escucho la risa de nuevo, reverbera a través del fuego, del bosque, del río, de la luna, de las espadas rotas, de los escudos partidos, de los aullidos. Nosotros caemos y el Úlfhéðinn ríe.
 Mientras las garras destrozan armaduras y las fauces arrancan músculos y tendones, mis pensamientos vuelan hacia los delicados gestos de Mishael...
 El honor es esencial.
 Y mi propia espada, su último beso.


Autora del texto y la imagen: Vanessa Navarro Reverte
Del texto: Copyright. Todos los derechos reservados.

Spin-off de El Tiempo de la Luna



martes, 3 de julio de 2012

EL TIEMPO DE LA LUNA




El plenilunio marcó el comienzo de la cuenta atrás para el pueblo; hasta entonces, solo los niños habían creído las historias del loco Max. Esa noche, sin embargo, la sibila tuvo la visión.

Nacida con el don de la presciencia, Kyrin era considerada una deidad. Su voz predecía la lluvia, la sequía, la hambruna, la época fértil. Con los años se había convertido en la única persona imprescindible para la comunidad. Los integrantes del Concilio cambiaban, pero ella permanecía. Nunca había errado una profecía, jamás los dioses habían jugado con su entendimiento. Por ello, cuando les expuso el sueño, los gobernantes se estremecieron.

Es noche cerrada, mas no reinan las tinieblas. Una luz antinatural nos envuelve. Hay muros que semejan hematites al reflejarla. En los establos los caballos relinchan y piafan, inquietos. Algunas casas están cerradas con tablones y cerrojos improvisados en ventanas y puertas. Sé que hay familias dentro, en silencio. No obstante, la mayoría de los habitantes del pueblo nos encontramos en la vía principal, agrupados y dispuestos a huir presurosos hacia la capilla de la falda de la colina. Al otro extremo, en la empalizada, los guerreros que han sobrevivido a las batidas se encuentran armados y en formación. También el alcalde y sus notables se hallan al raso. Nadie duerme. Todos esperan. La claridad se intensifica, helada como el corazón de la luna que la pare. Como los ojos del monstruo.
El tiempo ha perdido su significado. Pueden haber pasado minutos u horas. Pero nadie duerme. Y todos esperan.
Entonces se oyen chillidos; provienen del ganado que se encuentra en los pastos circundantes. Los alaridos se vuelven casi humanos y nos despiertan de nuestro estupor. Por encima de la matanza se escucha un rugido que llena la vía de expresiones aterrorizadas. Es el sonido que debe escucharse al cruzar el umbral del infierno.
Los guerreros se preparan; los demás retrocedemos.
Por qué nunca escuchamos al pobre loco...
La criatura que se para en la zona exterior de la empalizada pertenece a la esencia de las pesadillas.
Recuerda a un lobo, pero su cuerpo es más corpulento, oscuro como las sombras. Llamas argénteas ocupan las cuencas de los ojos. Las fauces son descomunales y todos sus dientes- más que los que cualquier criatura creada por los dioses debería tener- son colmillos. Su lengua supura ácido y espuma. Contemplarlo es suficiente para abjurar de la bondad de la naturaleza.  Los demás no logran verlo. Yo sí. Los soldados también. Uno reza. Otro maldice. Otro se orina. El más joven no resiste y abandona la posición. El engendro gira pesadamente en un círculo de polvo. No existen palabras para describir sus garras.
Max lo llamaba el Úlfhéðinn, el que devora hasta que termina el tiempo de su luna.
La bestia ataca.
Nuestros hombres se defienden con inútil bravura. Los mata uno por uno. Hay sangre por todos lados, miembros cercenados, cabezas separadas del tronco, tripas fuera de los cuerpos. Después de destrozarlos, se alimenta de los despojos. Jamás olvidaré sus gritos. Lloro. A mi lado se desmaya una mujer.
Termina el festín. Nos mira desde profundidades cósmicas. Avanza lentamente hacia nosotros.
Corremos despavoridos hacia la colina, tropezando unos con otros, sin respetar el plan de huída.
Mientras huyo, sé lo que está ocurriendo. Es mi don, mi maldición. El Úlfhéðinn, sin un rasguño que denote la lucha anterior, embiste las fachadas de las casas, vírgenes temblorosas. Derrumba paredes a su paso, no lo detiene ni la madera ni la piedra. Los que allí se guarecían intentan escapar, mas son cazados. La carnicería continúa.
Los demás ya estamos en sagrado. La capilla es el edificio que multiplica la luz; todo su exterior está cubierto con vidrieras cortadas con torpeza, desde los cimientos hasta la torre. Cristales fabricados de una aleación de plata.
En el momento en que atrancamos la puerta y sentimos la proximidad del demonio sabemos que esos cristales son nuestra única salvación...



Cuando terminó la sibila, el Concilio se apresuró a debatir soluciones. Hicieron venir al loco, vestido con harapos y cargado de sus inseparables saquillos atados a los calzones. Paseó la mirada con inquietud, retorciendo las manos.

— El chico Ulrich miente, no intenté robarle, el viejo Max no es un ladrón.

—Cálmate, conocemos el humor del muchacho. Te hemos traído para que nos cuentes de nuevo esa historia del lobo.

— ¡Solo me creen los pequeños, pero es verdad! Yo vivía en una tranquila villa con mi esposa, una anciana siempre hablaba del Úlfhéðinn, "locuras", pensábamos. Contaba que cada cierto tiempo aparecía una luna asesina que lo convocaba; abandonaba su hibernación, cazaba pequeñas presas para fortalecerse, marcaba su territorio. Para el novilunio ya había recuperado el vigor, en el cuarto creciente ya estaban los habitantes de una región sentenciados y cuando se cumplía el tiempo de la luna, devoraba a todos los seres vivos del lugar. Con el sol desaparecía y no volvía a saberse de él.

— Leyendas.

— ¡No! Murieron campesinos, el ganado desapareció, llegó esa noche y... —comenzó a llorar— los destrozó, sólo yo sobreviví, abandoné a mi mujer, me escondí y cuando eso me encontró despuntaba el alba, me miró con desprecio y se marchó, no tuve valor ni de enterrar lo que quedaba de los cadáveres, ¡no juzguen al cobarde Max!

Temblaba. Lo sacaron de allí. Decidieron convocar un pleno.

— ...y ésta es la situación. El ser debe de estar acercándose. Por fortuna, los dioses han revelado cómo lograremos sobrevivir. Fabricaremos esos cristales de plata— expuso el alcalde.

Murmullos de temor inundaron la sala. Los hombres asentían, excepto los jefes de las familias  Ulrich, Nord y Sig,  que luchaban contra el oscurantismo.

— ¿Hemos de creer esos cuentos infantiles?

— ¿Dudáis de la palabra de la sibila?

— Si hay algo de cierto, mi familia no se quedará a esperar. Emigraremos— expuso Fred Nord.

—Sois libres de elegir, pero la profecía es clara. Los que se marchen no perdurarán. Tan solo la plata nos protegerá —el alcalde tragó saliva—.y no a todos. La capilla es pequeña. Kyrin no vio a algunos. Procederemos a decir los nombres. Y a vosotros, bravos guerreros, sabemos que os enviamos a la muerte. Pero es de valientes aceptar el destino.

 —Los Sig permaneceremos en casa, quedaos con nuestra plaza en ese ruinoso santuario—gritó con soberbia el jefe del clan.

—Los Ulrich cedemos también nuestros puestos. No nos dejamos influir por supersticiones y desvaríos.

— ¡No son desvaríos! —aulló Max, que se encontraba en un rincón —. Haced caso, no hay salvación, no sabéis a lo que os enfrentáis. ¡Nos arrancará las entrañas!

Un guardia se lo llevó. Los demás miembros siguieron opinando y, finalmente, se sometió a voto el plan revelado a la sibila. La mayoría lo aprobó. Las familias disidentes abandonaron la sala. Los Nord, además, abandonaron el pueblo pasados unos días.


El resto de la comunidad procedió a acumular la plata disponible: joyas, cuberterías, ornamentos y monedas. La alcaldía vació el tesoro. Fundieron el metal y Kyrin acompañó con sus rezos los denuedos del alquimista para conseguir la mezcla. No había suficiente, por ello marcharon a las aldeas aledañas a buscar más.

Así fue como descubrieron los cuerpos descuartizados de los Nord junto a otros restos humanos. Con espanto saquearon la plata que encontraron para poder regresar antes del anochecer. Tras ese informe toda persona capaz en el pueblo se puso a trabajar a destajo en las vidrieras, mezclando, cortando, estudiando cómo colocarlas. El viejo loco se ahorcó al escuchar lo ocurrido.

El alcalde envió a una tropa de exploradores. El joven soldado que en el sueño había abandonado la formación se presentó voluntario para la batida, decidido a recuperar un honor aún no perdido. No volvieron a saber de ellos.

Los habitantes se afanaron en montar los cristales sobre la fachada del santuario. El tiempo se agotaba. Los últimos fragmentos terminaron de fijarse a la torre cuando se hizo de noche y la luna culminó su ciclo. Ancianos, mujeres y niños entraron en el edificio mientras los hombres esperaban fuera armados, en un intento de liberar a futuras generaciones de la maldición. Kyrin también se quedó en la vía, era su deber. Las diferencias con la escena profetizada la inquietaban. Los Ulrich y los Sig cumplieron su palabra y se atrincheraron en sus hogares. Sin embargo, a escondidas, la matriarca Ulrich había acudido a ella con el hijo menor, suplicándole que lo llevara a sagrado.

A la sibila le inquietan esos cambios porque a los dioses no les agradan los entremetimientos humanos.

De repente se oyen los chillidos del ganado. El Úlfhéðinn aparece como en el sueño, babeando sangre y ponzoña. Gira con lentitud y entonces ataca a los soldados de la empalizada. La misma furia, el mismo resultado. Después de despedazarlos se vuelve hacia los que esperan. Todos huyen sin orden ni concierto, presos del pánico. El trayecto hacia la seguridad se vuelve interminable. La bestia los persigue. Kyrin corre por su vida cuando nota el golpe de una piedra. Cae llevándose la mano a la frente. Ve entre los hombres al chico Ulrich con el brazo aún extendido; sus labios forman la palabra bruja. A su espalda se mezclan los embates del monstruo contra los muros con los gritos de agonía de las víctimas. La sibila hace acopio de fuerzas y se pone en pie. Mareada, consigue recorrer lo que queda del sendero. La ayudan a entrar en la capilla. Cierran la puerta; en el interior se hacinan entre oraciones y jadeos. Mana sangre de la herida de Kyrin, la visión se le nubla.

Lo último que escucha antes de perder el sentido es un estruendo de cristales rotos.




Autora del texto y de las imágenes que lo acompañan: Vanessa Navarro Reverte.
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