sábado, 4 de mayo de 2013

GRIS

Gris


Los argumentos utilizados por la Defensa y por la Acusación habían alcanzado un punto muerto que ninguno de los bandos parecía capaz de superar: los abogados destacaban una virtud de su defendido, los fiscales sacaban a relucir una mácula oculta y la agria discusión volvía a comenzar.

El Juez, impaciente, ojeó la lista de casos pendientes para aquel día y arqueó una ceja con disgusto; el trabajo debía cumplirse en la fecha prevista y el presente juicio ya les había robado un tiempo precioso.

—Es suficiente  —dijo—. No se admiten más alegaciones, voy a proceder a dictar sentencia.

Los abogados obedecieron humildes y respetuosos, mientras que en los ojos de los fiscales brillaron miradas oscuras y desafiantes. El Juez, ignorando la provocación, observó al acusado  y comprobó que la primera impresión que había tenido sobre él era cierta. Gris. Un gris perfecto, puro, con igual cantidad de luz que de tinieblas, con la misma ausencia que reflejo de color.

—El acusado deberá cumplir reencarnación.

Un agujero se abrió y el alma fue devuelta a la Tierra, donde esperaría hasta que en su próxima muerte pudiera decidirse si merecía ir al Cielo o al Infierno.


Autora: Vanessa Navarro Reverte.