Gris
Los argumentos utilizados por la
Defensa y por la Acusación habían alcanzado un punto muerto que ninguno
de los bandos parecía capaz de superar: los abogados destacaban una
virtud de su defendido, los fiscales sacaban a relucir una mácula oculta
y la agria discusión volvía a comenzar.
El Juez, impaciente, ojeó
la lista de casos pendientes para aquel día y arqueó una ceja con
disgusto; el trabajo debía cumplirse en la fecha prevista y el presente
juicio ya les había robado un tiempo precioso.
—Es suficiente —dijo—. No se admiten más alegaciones, voy a proceder a dictar sentencia.
Los
abogados obedecieron humildes y respetuosos, mientras que en los ojos
de los fiscales brillaron miradas oscuras y desafiantes. El Juez,
ignorando la provocación, observó al acusado y comprobó que la primera
impresión que había tenido sobre él era cierta. Gris. Un gris perfecto, puro,
con igual cantidad de luz que de tinieblas, con la misma ausencia que
reflejo de color.
—El acusado deberá cumplir reencarnación.
Un
agujero se abrió y el alma fue devuelta a la Tierra, donde esperaría
hasta que en su próxima muerte pudiera decidirse si merecía ir al Cielo o
al Infierno.
Autora: Vanessa Navarro Reverte.
O algo parecido, salvo que el Juez creo que en caso de existir, le importa un bledo la culpa o virtud del señor. Y así vamos entreteniendo el tiempo mientras esperamos el ineluctable momento de la nada.
ResponderEliminarBueno, hasta que llegue el momento, lo único que podemos hacer es aventurar sobre lo que habrá después. Yo tengo esperanzas. Un abrazo, Pedro, gracias por leer y comentar
ResponderEliminarVaanessa, venir de nuevo a LaTierra es castigo, aunque por pensamiento lo disfrutes. `Parece que le has caído mal al Juez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Edgardo, entre tú y yo, ¡que siga el "castigo" muchos años! No tengo prisa por comprobar la verdad, :)
EliminarUn saludo, gracias por tu comentario.
Buenísimo Vanessa, como siempre me ha encantado y me ha sorprendido el final. Yo también tengo esperanzas ;)Un abrazo enorme.
ResponderEliminarGracias, Vero, suelo poner alguna sorpresilla siempre al final de los microrrelatos.
EliminarOtro gran abrazo para ti.
Me ha encantado el cuento cielo, y ¿sabes? a mi no me importaría volver a la tierra a pesar de lo mal que se esta en ella a veces.Prefiero seguir intrigada con el futuro jjjjjjjjjjjjj Un placer venir a leerte siempre.Bss
ResponderEliminarHola, Isaboa, coincido contigo...¡a mí tampoco me importaría regresar! :) Para mí también es un placer verte por aquí, muchas gracias por tu comentario. Un fuerte abrazo.
Eliminar¡Hermoso relato! ¿Existirá un Tribunal de Almas? ¿Cuánto durará la melancolía después de la muerte? Creo que tanto en el Cielo como en el Infierno comenzaría a extrañar el engaño de los sentidos, la incertidumbre, la expectativa, el temor a estar equivocada, la libertad de creer o de dudar. ¿Será blasfemia desear ser gris? @LetrasEnFuga
ResponderEliminarPrecioso comentario, Letras. No sé si será blasfemia, pero yo también deseo seguir siendo gris durante mucho tiempo.
EliminarGracias por leer y comentar, encantada de tenerte también en Twitter.
Enhorabuena por tu relato, me ha encantado. Yo espero volver siempre, sea gris, blanco o negro y volver a encontrarme con la gente que es importante para mí, en lo bueno y en lo malo.
ResponderEliminarUn besazo chiki.
Hola, guapa. Creo que la sentencia está siendo muy bien recibida entre los que comentáis.
EliminarMuchas gracias por dejar un pensamiento tan bonito, ¡me alegra mucho verte por aquí!Un besazo.
Maravilloso relato... maravillosa escritora :) Se te echa de menos. Un abrazo cielo.
ResponderEliminarGracias, Vero. Es verdad, estoy desaparecida, mayo y junio son meses complicados debido a los estudios y el trabajo.
ResponderEliminarPero sigo por aquí.
Otro abrazo, guapa, me alegro de que te gustara.