GRANDES REMEDIOS
Un día llegaron, cucurrucucu, las palomas y remodelaron las fachadas de los edificios con sus excrementos.
Alguien propuso que se importara una partida de gaviotas, ya que en otros lugares éstas habían sido eficaces en cacerías de columbiformes. Todos los miembros del consejo votaron a favor.
No tardaron mucho en comprender que no había sido una gran idea, pues gaviotas y palomas descubrieron lo bien que se lo pasaban juntas moteando el cielo de máculas aladas.
Decidieron entonces comprar a unos expertos en cetrería sus cóndores amaestrados; cóndores que rápidamente olvidaron su misión inicial y se dedicaron a atacar a los humanos en lugar de a las otras aves.
Finalmente, los sabios vaciaron las arcas públicas para pagar a los científicos que habían conseguido clonar pterodáctilos.
Hoy por hoy, quien no tiene alas en esta ciudad es hombre muerto.
Vanessa Navarro Reverte
Hermoso cuento, y hermosa metáfora sobre la inconsciencia y la necesidad de volar
ResponderEliminarMe ha sorprendido tu interpretación, Álvaro y me ha dejado pensativa...pues la intención con la que lo escribí es casi opuesta, es de pesimismo cáustico. Deberé releerlo cuando pase un tiempo, a ver qué le encuentro entonces. Besos.
EliminarMe ha encantado, y me ha traído más de alguna reminiscencia... ¡Cuánto obstinación! Buen relato.
ResponderEliminarSaludos!
Gracias por tus palabras, Germán. En efecto, cuando se persevera en una mala idea, los resultados nunca podrán ser buenos.
EliminarMe alegro de que te haya gustado, un abrazo.
Vanessa.