Espero que disfruten de este viaje emocional y físico en que se convertirá este foro durante unos meses.
I. EL SOL QUE TE LLEVASTE.
¿Qué cielos grises
te observan en Inglaterra?
¿Qué gotas de cristal cubren tu rostro?
Has robado un sol incandescente
para adornar tus noches
en la pérfida Albión.
¿Qué brazos de piedra
te rodean amorosos?
El eco de tu sonrisa
aún tintinea en las aulas.
Los niños preguntan por ti
con caritas asustadas.
Yo ahora me ocupo de ellos,
los considero un legado.
Y tranquilizo el ambiente
con palabras argentadas:
“Volverá. No te preocupes.
Seguro que ha de tornar”.
Escucho pasos a mi espalda,
me giro esperando encontrarte.
Tenemos un nuevo fantasma
que recorre la escalera;
los libros se desmoronan
en la vieja biblioteca.
Se ha vuelto a romper la silla
que retaba a las deidades,
a las leyes de la física;
el jefe sigue en su línea.
Nadie espera a la salida
y nadie me felicita
cuando dejo de fumar.
Ahora no me sumerjo
en mares de sensaciones,
todos alrededor
tienen los ojos marrones.
Aunque hablan castellano
a veces no los comprendo
y añoro escuchar susurros
en tu desconocido acento.
A ratos odio los muros
por haberte dejado marchar
y aborrezco aquellas islas
por acogerte de vuelta.
Desprecio mi cobardía
por no haberte retenido
y no encuentro las razones
para ser yo, los motivos
para permanecer en mí,
para perseverar en quién soy;
me cambiaría por ella
sin dudarlo; no lo haría;
no sabría lo que hacer,
no hago lo que querría.
A veces imagino
que no has huido,
que mis manos te tocan
y te canto al oído.
Autora: Vanessa Navarro Reverte. Todos los derechos reservados